Cada vez más personas salen de los caminos tradicionales del turismo y se adentran en los parques naturales, las reservas de la sociedad civil y áreas comunitarias, espacios para conservar.
El turismo de naturaleza se ha ganado un espacio titular como estrategia nacional para mostrarle al viajero todas las bellezas naturales que tiene el país, para así conseguir proteger estos lugares, defenderlos de malos usos y trabajar en pro de la conservación. Sin embargo, el turismo puede también amenazar estas áreas si los visitantes y administradores de los recursos no toman las medidas adecuadas y actúan de forma respetuosa con el entorno, minimizando su impacto.
En manos de los visitantes está el lograr hacer del eco turismo una alternativa para viajar de una forma profundamente respetuosa de la cultura y las riquezas ambientales del país. El viajero ético debe conocer profundamente los límites que buscan por encima de todo el respeto del entorno, aprender sobre los ecosistemas, disfrutar y visitar los maravillosos secretos que ofrece el país.
En la medida que la afluencia de visitantes a estos espacios naturales aumenta, los impactos negativos sobre el medio ambiente y por ende sobre la belleza paisajística son evidentes, si no existe un plan estratégico de cuidado y manejo adecuado del entorno. En este contexto, los diferentes actores de la industria turística, tales como operadores turísticos, autoridades municipales y departamentales y autoridades ambientales, entre otros, juegan un papel muy importante que consiste en mantener y cuidar los espacios naturales, y promover en los visitantes actitudes adecuadas para el desarrollo de actividades al aire libre que sean reconocidas como prácticas de turismo responsable y sostenible.
A nivel internacional, un gran número de países han sido pioneros en la definición e implementación de estrategias para la disminución de impactos ambientales derivados de las actividades al aire libre y del turismo de naturaleza.
En este sentido, muchos países en América han venido adoptando el programa de “No Deje Rastro – Sin Dejar Huellas”, que busca proveer al turista de herramientas para llevar a cabo sus actividades al aire libre de una forma más organizada, minimizando su impacto y comprometiéndose con el cuidado ambiental. El programa “No Deje Rastro” se ha convertido en la vía de articulación con operadores turísticos, administradores de áreas naturales protegidas y el público en general, para promover el uso responsable de las áreas silvestres a través de la aplicación de técnicas de mínimo impacto. Para esto, se han identificado siete principios, los cuales en el fondo se basan en promover la necesidad de pensar antes de actuar y actuar de forma ética y consciente.
Siete principios básicos
Los actores del turismo encontrarán en siete principios básicos una guía que, junto con la razón y el deseo de actuar éticamente, permitirán un desarrollo sostenible.
- Prepare y planifique con anticipación.
- Viaje y acampe sobre superficies durables.
- Disponga adecuadamente los desechos.
- Deje lo que encuentre.
- Minimice el uso e impacto de las fogatas.
- Respete la vida silvestre.
- Sea considerado con otros visitantes y con los habitantes locales.
Estos 7 principios son los fundamentos a partir de los cuales los participantes de las actividades de turismo inician la práctica del turismo responsable y ético.
Para garantizar las buenas prácticas, la mejor recomendación que pueden seguir es pensar y cuestionarse antes de actuar, buscando respuestas que nos indiquen con claridad si nuestras acciones al viajar a sitios naturales son ambientalmente éticas o no. Su conciencia ambiental le dará la respuesta a esta pregunta y cuando regrese a casa debería tener la certeza de que los sitios que visitó quedaron mejor que como los encontró.