Características generales
La cultura de San Agustín ha llamado la atención a nivel internacional por su arte escultórico (se han registrado más de 400 estatuas), asociado a una arquitectura megalítica en centros funerarios. Los seres tallados en piedra expresan un complejo pensamiento mágico con una dimensión cósmica, a cuyo significado es posible aproximarse a partir de los pensamientos míticos de comunidades indígenas actuales, sobre todo de la Amazonía, que mantienen vivo este legado cultural.
Para comprender el legado cultural de San Agustín es necesario conocer su territorio al ser parte fundamental de su pensamiento cósmico. El sur del alto Magdalena es una región con características especiales; se encuentra delimitada por dos de las principales cordilleras de Colombia llamadas Central y Oriental, apenas separadas por el valle del río Magdalena, que acaba de nacer en el valle de las Papas o Papayacta (Macizo Colombiano) y desciende encañonado y sinuoso, con un gran caudal que se incrementa constantemente por múltiples afluentes: Mazamorras, Granates, Bordones, Granadillos, Naranjos, entre los principales.
Además de escamadas cordilleras y de los profundos cañones del río Magdalena y sus tributarios, en las márgenes de estos ríos hay grandes terrazas aluviales y conjuntos de montañas de cimas redondeadas, conformadas por antiguas erupciones volcánicas del terciario y el cuaternario. También, el complejo territorio incluye otros paisajes más bajos y de topografía plana, como los valles de Laboyos y Guacanas, de origen lacustre y aluvial, respectivamente. Hoy en día varios volcanes nevados están en actividad, como el Sotará, el Puracé y el Huila y la región se caracteriza por su actividad sísmica. Por su origen aluvial, lacustre y volcánico, los suelos son apropiados para la agricultura y contienen abundante cantidad de rocas ígneas, como tobas, basaltos y obsidiana, que fueron las materias primas con las que la cultura de San Agustín elaboró el arte escultórico, la arquitectura y la industria de instrumentos domésticos.
El territorio tiene la diversidad de climas que corresponden a los de las cordilleras andinas tropicales, encontrándose todos los pisos térmicos: cálido, templado, frío, páramo, hasta alcanzar las nieves perpetuas, lo que significa gran biodiversidad y variedad de productos que fueron cultivados por los aborígenes (maíz, fríjol, papa, quinua, yuca, algodón y coca). El sur del alto Magdalena se encuentra separado de la alta Amazonía (valle alto del río Caquetá), por la cordillera Oriental, que en este sector es más baja, lo que ha permitido la presencia de vías naturales de comúnicación y el paso de abundantes nubes cargadas de humedad arrastradas por los vientos alisios procedentes de la Amazonia, como se aprecia en las lluvias persistentes a lo largo del año. Existen dos períodos de mayor lluviosidad (invierno) que se intercalan con dos períodos en los que éstas disminuyen (verano).
El agua es un elemento abundante y por lo tanto tuvo un papel primordial en la cultura de San Agustín. La encontramos en todas partes como fuerza vital, en las lluvias, en los torrentosos caudales de los ríos, en el estrecho del Magdalena y en los saltos o chorreras que forman algunos de ellos, como Bordones y el Mortiño, en lagunas como las de la Magdalena donde nace el río del mismo nombre y la de Guatipán.
En los bosques, hoy conservados solamente en las partes altas de las sierras, existe diversidad de especies de árboles y animales que formaron parte de la dieta alimenticia y conformaron la fauna mágica de la cultura de San Agustín: felinos, aves rapaces, murciélagos, serpientes, lagartos, monos, peces, ranas y sapos, entre los sobresalientes.
El conocimiento y por lo tanto el control de esta cambiante naturaleza tropical, llena de fuerzas telúricas y de inestabilidades que genera enfermedades y la muerte, fue el reto que asumió la cultura de San Agustín, dando una respuesta social, económica y política admirable en tanto que constituyó parte de un elaborado pensamiento mágico, donde lo humano, lo natural y lo cósmico estuvieron integrados de manera dinámica, antagónica y complementaria al mismo tiempo, lo que le permitió una permanencia durante siglos.