Características generales
Los principales sitios donde se encuentran concentrados los grandes hipogeos y las esculturas de piedra, están bien protegidos actualmente ya que forman parte de un parque arqueológico nacional, que además cuenta con un museo donde se exhiben materiales arqueológicos de la cultura de Tierradentro y etnográficos de los paeces. Los terrenos del parque se encuentran en el valle de la quebrada San Andrés, donde se ubican los altos de San Andrés, el Tablón, Segovia, el Duende y el Aguacate. Hay otros yacimientos cercanos, como el Alto de San Francisco y Santa Rosa donde también se han excavado tumbas.
Las tierras aledañas al parque están habitadas por comunidades paeces y algunas familias mestizas de colonos que llegaron en tiempos modernos. Los principales yacimientos arqueológicos se localizan entre los 1.500 y 2.200 m., que corresponden a un clima medio, con temperaturas agradables y una variada vegetación que se conserva en los caSones de las quebradas y las partes altas de las montañas.
El visitante puede recorrer a pie o a caballo los sitios arqueológicos y los poblados cercanos como San Andrés de Pisimbalá y Santa Rosa, que conservan sus templos doctrineros con una arquitectura mestiza, otro valioso patrimonio cultural nacional. Estos templos con techos de paja o teja de barro simbolizan la introducción colonial de las misiones católicas.
Los habitantes de la cultura de Tierradentro además de colocar los cuerpos de sus parientes en tumbas (entierros primarios), también practicaron un segundo entierro de sus huesos (en urnas o fosas), que en algunas oportunidades cremaron y tiñeron de rojo. Para ello construyeron tumbas de diferentes formas y tamaños. Las más sobresalientes son los llamados hipogeos por tener una arquitectura más compleja de acuerdo con su mayor tamano.
Los hipogeos fueron excavados con azuelas, barretones y cinceles en la cima de montañas, en un estrato rocoso originado por cenizas volcánicas (tobas). Hay varias clases de hipogeos, unos son sencillas fosas poco profundas o con escaleras y los más elaborados están conformados por un pozo de varios metros de diámetro y una profundidad entre 1,50 m. y 8 m., que tiene una escalera recta o en espiral por la que se desciende hasta encontrar la entrada a una sala mortuoria o cámara, cuyo tamaño yana: ancho entre 1,50 m. y 5 m.; largo entre 2 m. y 6 m. y altura entre 1,50 m. y 3m.
Las cámaras de los más grandes tienen dos o tres columnas centrales que sostienen el techo y varios nichos (3, 4, 5 ó 7) y pilastras entre ellos, tallados sobre las paredes. Algunas de estas columnas tienen rostros humanos en relieve y pintados, a manera de capiteles que en unas pocas tumbas se encuentran en la parte superior del marco de la puerta de entrada.
Aunque no todas las cámaras de los hipogeos fueron pintadas, es frecuente encontrar que toda la superficie de sus techos, columnas, pilares y nichos fue pintada de color blanco, sobre la que dibujaron con colores negro y rojo un complejo diseño geométrico que representa las vigas, pilares y tejidos que cubren el techo y las paredes de una vivienda, vista desde el interior.
Los motivos más frecuentes son líneas paralelas (en sectores) y cruzadas que forman un entramado de cuadrados, triángulos y sobre todo rombos, sencillos y concéntricos, que en varias oportunidades tienen en la parte central pequeñas areas en forma de estrella o rombo, que se alternan rítmicamente, al estar pintadas con los colores negro y rojo, produciendo en conjunto efectos ópticos mágicos.
En algunos hipogeos, como uno de la cima del Alto del Aguacate, las paredes fueron pintadas de manera diferente; se trata de un friso superior conformado por una hilera de medialunas de color negro y rojo (alternadas), y otro inferior (separado por dos líneas negras y una roja central paralelas), constituida por una hilera de lagartijas de colores negro, blanco y rojo. Es posible pensar que estas figuras pueden estar asociadas a las que se producen en rituales chamánicos, con estados mentales alterados; también pueden ser unelemento de identidad ancestral de las familias enterradas en cada uno de los hipogeos.
Sobre el piso de las cámaras se colocaron varias urnas con restos óseos (varias de ellas sobre bases de piedra), acompañadas de cerámicas de menor tamaño; en algunas oportunidades los huesos fueron depositados en pequeñas fosas del piso.
Los entierros secundarios debieron producirse en diferentes momentos y probablemente los de cada hipogeo pertenecen a miembros de una misma familia.
Si se tiene en cuenta que en Tierradentro también hay cementerios de tumbas sencillas (con entierros primarios), es posible pensar que no todos los huesos de las personas fueron enterrados por segunda vez en los hipogeos, que por tener una elaborada arquitectura, pueden corresponder a las tumbas familiares de señores principales que gobernaron el territorio en diferentes momentos históricos.
Algo similar se ha propuesto para los centros funerarios megalíticos de San Agustín, pero con otra concepcion arquitectónica y según parece, con un énfasis más grande en la jerarquía establecida por el poder de los chamanes. En los hipogeos y el arte escultórico de Tierradentro no es tan evidente esta jerarquización social.